BIENVENIDOS

Todos deseamos una vida de éxito. Para alcanzarla en este mundo tan complejo, es esencial que recibamos buenos consejos y que estemos dispuestos a obrar en armonía con ellos.

Muchos de los consejos que ofrecen los numerosos libros de autoayuda que circulan hoy día se centran en quienes ya están pasando por una crisis.

La Biblia, en cambio, no se limita a orientar a las personas que atraviesan momentos de angustia. Sus recomendaciones ayudan a evitar los errores que pudieran complicar innecesariamente la vida.

CONSEJOS BIBLICOS PARA TODOS

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domingo, 15 de agosto de 2010

¿CÓMO PUEDO SOBREPONERME A UN DESENGAÑO AMOROSO?

Sabes, sin dudarlo, que es la persona con quien te vas a casar. Ustedes se encuentran a gusto juntos, tienen intereses en común y se atraen mutuamente. Pero la relación termina de repente en un estallido de cólera... o se disuelve en un mar de lágrimas.

En su libro The Chemistry of Love (La química del amor), el Dr. Michael Liebowitz asemeja el comienzo del amor a la euforia o sensación de felicidad producida por una droga potente. Pero como en el caso de una droga, si ese amor muere, puede dejar terribles ‘síntomas de abstinencia’. Y las reacciones serán las mismas, sea que se trate de un simple encaprichamiento o de ‘amor verdadero’. En ambos casos surgen sensaciones eufóricas; pero, si la relación termina, el resultado es angustia y depresión.

Los sentimientos de rechazo, dolor y, tal vez, agravio como resultado de un noviazgo roto pueden agriar tu manera de ver el futuro. Una joven dice que se siente ‘herida’ porque la dejaron plantada. “Ahora solo me limito a decir: ‘Hola, ¿qué tal?’ [a los jóvenes] —comenta—. No permito que nadie se me acerque.” Mientras más profundos sean los sentimientos envueltos en cierta relación amorosa, mayor será el dolor si se disuelve.

Sí, la libertad de enamorar a quien uno desee lleva consigo un alto precio: la posibilidad muy real de salir rechazado. No hay garantía absoluta de que se desarrolle el amor verdadero. Por eso, si alguien empezó a enamorarte con intenciones honorables, pero después resolvió que no sería sabio casarse contigo, eso no necesariamente significa que se te haya tratado con injusticia.

El problema es que, aunque se rompa un noviazgo con suma prudencia y bondad, todavía sentirás que se te ha herido y rechazado. Sin embargo, esa no es razón para que pierdas tu estima propia. ¡El hecho de que no fueras la persona “idónea” a los ojos de una persona no significa que no puedas serlo a los ojos de otra!

Trata de considerar objetivamente la relación que acaba de terminar. Puede que el rompimiento haya puesto de relieve aspectos negativos de la otra persona: inmadurez emocional, indecisión, inflexibilidad, intolerancia y falta de consideración por tus sentimientos. Esas son cualidades que de seguro no deseas en un cónyuge.

¿Qué hay si es solo la otra persona la que quiere romper, y tú crees que el matrimonio pudiera tener éxito? Tienes el derecho de expresar lo que crees. Puede que solo haya habido un malentendido. Poco se logra con enfadarse uno y vociferar. Y si la otra persona insiste en romper, no tienes que humillarte, suplicando con lágrimas el afecto de alguien que obviamente no siente nada por ti. Salomón dijo que hay “tiempo de buscar y tiempo de dar por perdido”. (Eclesiastés 3:6.)

¿Qué hay si tienes buenas razones para sospechar que la otra persona se estaba valiendo de ti y que desde el mismo principio jamás tuvo intenciones de casarse contigo? No tienes que vengarte. Puedes confiar en que Dios está al tanto de esa manera tortuosa de actuar. Su Palabra dice: “La persona cruel está acarreando extrañamiento a su propio organismo”. (Proverbios 11:17; compara con Proverbios 6:12-15.)

Es posible que de vez en cuando te atormenten la soledad o los recuerdos románticos. Si te ocurre eso, no te hará daño llorar un poco. El que participes en alguna actividad física o en el ministerio cristiano también te ayudará. (Proverbios 18:1.) Piensa en cosas que te den gozo y que sean edificantes. (Filipenses 4:8.) Habla a alguna persona en quien confíes completamente. (Proverbios 18:24.) Tus padres también pueden consolarte, aun cuando pienses que tienes suficiente edad para ser independiente. (Proverbios 23:22.) Y sobre todo, confía en Jehová.

Puede que ahora te des cuenta de que debes trabajar en ciertos aspectos de tu personalidad. Quizás sepas mejor que nunca lo que quieres de un cónyuge. El haber amado sin que se te correspondiera tal vez te haga ejercer más cautela en el noviazgo si después conoces a alguien que te atraiga... lo cual puede ser más probable de lo que piensas.

Libro "Lo que los jóvenes preguntan, respuestas prácticas" cap. 31

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